lunes, 24 de junio de 2013

Así funciona el mundo.

Hace un par de años, un amigo me presentó a un conocido suyo que jamás imaginaba que iba a tener tal importancia en mi vida... 
Todo empezó un día cualquiera. Estaba sentado en una terraza, charlando con mi amigo, cuando de repente se nos acercó un tipo con apariencia extraña. Extraña pero agradable. Había algo en su perfil, en su rostro, en su olor, que me daba buenas vibraciones. Mi amigo le saludó con un apretón de manos y seguidamente nos presentó. Se llamaba Luis. Dos minutos más tarde estábamos los tres charlando y riendo, sentados en aquella misma terraza.
Un par de meses más tarde, decidí empezar a buscar trabajo. Como yo había estudiado arquitectura, las oportunidades se iban más que venían... y yo ya no sabía qué hacer, estaba desesperado. Cuando uno de esos días me encontré a Luis por la calle. Su aspecto agradable no había cambiado. Hablamos un rato, y tras contarle mi situación, me dijo que me podía conseguir un trabajo. Yo le miré fijamente sin creer lo que me decía. Pensé que me quería tomar el pelo, pero luego me di cuenta de que no se trataba de ninguna broma. Me comentó que había un tipo importante al que le interesaba trabajar con su empresa, y necesitaba un arquitecto para diseñarle un edificio para su negocio. Me puso en contacto con él, y en cuanto pude escuchar su voz, quedé hipnotizado. 
Era un señor con una apariencia singular, que llamaba la atención. Tenía pinta de tener mucho dinero y de ser un hombre ocupado. Como bien había dicho mi amigo, era un tipo importante (aunque ahora mismo no importa el motivo) que quería que le diseñara un portentoso edificio para sus asuntos en la ciudad. Yo estaba algo nervioso, y cautivado por su persuasiva manera de hablar, mientras él me explicaba todo como con la urgente necesidad de irse a hacer cosas más importantes.
Yo sabía que estábamos hablando de pasta. Tenía que hacer lo que fuera para que mi proyecto le encantara, y por tanto, me puse a ello. Trabajé día y noche durante semanas. Haciendo miles de pruebas, construyendo maquetas, corrigiendo errores, haciendo más pruebas, calculando presupuestos, examinando cuidadosamente cada detalle para causar buena impresión... Creo que nunca había currado más en toda mi vida que en aquellas semanas. Tenía que pensar en todo. Y así lo hice. Cuando fui a mostrarle mi trabajo al ricachón, con todos mis planos, mi maqueta, mis comentarios y la perfección en cada detalle de todos ellos, ya era demasiado tarde. Su sobrino, quien estaba estudiando aún arquitectura, había hecho otro proyecto del edificio, con menos dedicación, menos trabajo y probablemente con apenas la mitad de ilusión que le había puesto yo al mío. Y nada, allí me quedé. Sin trabajo, sin esperanza, sin energías para continuar... 
Así funciona el mundo. Para llegar a lo más alto de la colina, tenemos que construirnos nuestra propia escalera. Y luego ya, una vez arriba, nuestro jefe es el que decide empujarnos hacia abajo y darle la mano al listito que llega de hacer surf en la playa. Amigos, bienvenidos a la friendzone. 

"Lo último que se debería perder no es la esperanza, sino los zapatos."

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